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Visitamos… CHARTRES

La catedral de las vidrieras azules

¡Bonjour viajeros! En nuestra ruta por Francia, cerca de París, encontramos un pueblo de cuento, de ésos que te sale por una esquina una princesa Disney cantando para ir a buscar el pan (una baguette, lógicamente). En nuestro barrio, eso no pasa, la gente no canta cuando entra al Mercadona. En fin, hoy toca escribir de Chartres, la ciudad famosa por su catedral gótica y, sobre todo, por las preciosas vidrieras.

CATEDRAL

La catedral que ahora podemos ver es del siglo XIII y podríamos decir que es una superviviente, porque en ese mismo terreno se construyeron otros templos que no tuvieron tanta suerte. En tiempos de los druidas era espacio de culto de una tribu celta. Desapareció. En el año 360 se construye la primera iglesia, destruida años después por el ataque de los visigodos. En el 858 vuelven a levantar una catedral, pero en el 962 la destruyen. Como la gente de Chartres es muy tozuda, la reconstruyen, pero en el 1020 se incendia. En 1836 se vuelve a quemar y desaparece el tejado. Así que hartos de tanto incendio, hicieron el tejado con una estructura de hierro y cobre, a prueba de fuego. 

Durante un tiempo, la Catedral de Chartres acogió la reliquia de la túnica de la Virgen María, la Sancta Camisia. Y otra de las curiosidades de la Catedral es el laberinto hecho con baldosas que hay en el suelo de la nave central. Dicen que en el centro había una placa de bronce con las figuras de Teseo, Ariadna y el Minotauro, pero que la sacaron durante la Revolución Francesa para fabricar cañones.

Sin embargo, lo más impactante son sus vidrieras. Hay algunas que se conservan del siglo XII y tienen el famoso color azul de Chartres. Según cómo entra el sol, la catedral se tiñe de ese colar y es precioso. Te puedes quedar mucho rato viendo todos los detalles. Hay escenas de la Biblia, trabajos de los antiguos gremios… Y si os quedáis con ganas de más vidrieras, también podéis visitar las iglesias de Saint-Aignan y Saint-Pierre.

Si estáis cansados de iglesias y catedrales, en Chartres hay una casa muy curiosa: la Maison Picassiette. Explican que Raymond Isidore, el vigilante y barrendero del cementerio, estaba desde pequeño enamorado del colorido de las vidrieras de la catedral, así que decidió darle color a su casa y la recubrió con trozos de porcelana, cerámica y vidrios de colores que recogía de la basura. Y cuando acabó de recubrirla por fuera, siguió por el interior de la casa. Durante 30 años estuvo pegando trocitos de colores. Y tan famoso se hizo, que un día Picasso apareció para ver la casa. Menuda cara se le quedaría. Desde entonces, a Raymond Isidore le llaman el Picasso de los platos rotos.

Hay varias ciudades francesas que por la noche hacen espectáculos de mapping sobre los edificios más importantes, y el de Chartres (‘Chartres en lumières’) es de lo más chulos. Lo hacen de abril a octubre y es gratis. Así que, si vais a Chartres, no os lo perdáis.

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PLATOS TÍPICOS / Hay dos productos típicos: la cerveza y, sobre todo, el paté de Chartres. Envuelto como en un hojaldre, hacen el paté con carne de caza (perdiz y faisán) y lo decoran con foie gras, trufas y especias. Pero si os gustan más los dulces, podéis escoger entre los mentchikoffs (pastas como de merengue duro rellenas de chocolate) o, si vais por Navidad, los cochelins (hojaldres con la forma de muñecos de nieve).

FECHA DEL VIAJE
Julio 2015

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