¡Ciao viajer@s! Cuando escuchamos Pisa, rápidamente nos viene a la cabeza su Torre inclinada y la típica foto de alguien aguantándola para que no se caiga. Y lo tenemos que confesar, sí, nosotros también nos hicimos la fotito. Incluso nuestros playmobil se animaron. Sin embargo Pisa es su torre y mucho más, empezando por la Piazza dei Miracoli, donde además de la Torre, está la catedral, el baptisterio y el camposanto. Es una gran esplanada que te deja con la boca abierta al ver esas cuatro construcciones tan magníficas. Bueno, es tan chula, que está declarada como Patrimonio de la Humanidad.
Empecemos nuestra visita por la famosa Torre. En verdad, es el campanario de la catedral, que, como es habitual en Italia, no está integrado en la iglesia (menudos paseos se pegaban los campaneros) y, con su construcción, los pisanos querían demostrar que eran los más ricos y cultos de la época. Y es que en esos años, Pisa fue una potencia del Mediterráneo.
Lo de estar inclinada le viene de lejos, desde que empezaron a construirla en el 1173, porque lo hicieron sobre un terreno arcilloso y con unos cimientos poco profundos. El fiasco estaba asegurado. Incluso, cuando sólo habían levantado tres pisos, tuvieron que parar las obras durante 100 años para buscar soluciones a la inclinación. Más que solución, encontraron un apaño, pero consiguieron acabar los ocho pisos que tiene actualmente. Y decimos apaño, porque siguió inclinándose poco a poco. Por eso, en 1990, cuando la inclinación ya era peligrosa (4,5 metros respecto a la vertical), decidieron cerrarla al público y hacer todo un trabajo de restauración para salvarla. Y, por lo visto, lo han conseguido, porque dicen que durante 200 años se quedará quieta.
Esta última reparación parece que ha funcionado, pero ha llegado después de unas cuantas chapuzas. En el siglo XIII unos ingenieros intentaron arreglarla y sólo consiguieron cambiar la inclinación del norte al sur. Y Mussolini (que habría estudiado arquitectura por fascículos) hizo que inyectaran hormigón en los cimientos. ¿Qué consiguió? Pues que la torre se hundiera y se inclinara más. ¡Menudo lumbreras!
Al que le fue bien la inclinación fue a Galileo Galilei, que por cierto era de Pisa. Explican que el astrónomo tiró dos balas de cañón de diferente peso desde lo alto de la torre para demostrar una de sus teorías. Esperemos que avisara a los que había abajo.
- Entrada: 27 euros (torre + baptisterio + catedral + camposanto)
CATEDRAL
La Catedral de Santa María Asunta (así se llama) empezaron a construirla en el año 1063 gracias a un botín de guerra. Y el botín debía ser grande, porque la catedral de estilo románico pisano es espectacular, con sus fachada de mármol blanco y gris y unas enormes puertas de bronce. Por cierto, si vais, buscad en una de las puertas el relieve de un lagarto. Dicen que si lo tocas trae buena suerte.
De su interior, muchas cosas desaparecieron por culpa de un gran incendio en 1595. Sí pudo conservarse su mayor tesoro, el púlpito de Giovanni Pisano, aunque le falta alguna pieza, como la escalera. Para ver el interior del duomo, no tenéis que pagar pero tenéis que pasar por la taquilla a recoger la invitación y a que os asignen horario de visita.
BAPTISTERIO
Justo delante de la Catedral podéis ver el baptisterio más grande de Italia. Es gigante. Su perímetro mide 107 metros, es más alto que la Torre y también está inclinado, pero sólo 0,6 grados. La obra la comenzó en el 1153 un arquitecto llamado Deustesalvet (traducido ‘Dios te salve’, nombre perfecto para diseñar iglesias) que hizo una primera parte románica. Sin embargo, el baptisterio no se acabó hasta el siglo XIV (se lo tomaron con calma), con el diseño gótico de la loggia y la cúpula de Nicola y Giovanni Pisano.
La cúpula es muy curiosa porque hay una parte que está cubierta de tejas y otra de placas de plomo. De dos colores, como la Nocilla. Unos dicen que fue por falta de presupuesto y otros para protegerla de la salinidad del mar. Y en lo alto de la cúpula veréis una minicúpula con una estatua de San Juan Bautista, que la tuvieron que añadir. En el proyecto original, en el centro había un agujero (un óculo para decirlo técnicamente) por el que entraba la luz para iluminar la pila baptismal y entraba el agua para bautizar. Pero, como no había desagües, decidieron cerrar el óculo y bautizar con agua del grifo.
Para acabar la ruta por la Piazza dei Miracoli, toca visitar el Camposanto monumental, o sea un cementerio que en verdad parece el claustro de un convento. Las tumbas y sarcófagos son de la época romana y no os podéis perder las frescos de sus paredes.
Bueno, y ahora ya toca conocer el resto de la ciudad. Una parada indispensable es la Iglesia de Santa Maria della Spina, un templo gótico que tuvieron que desmontar y montar nuevamente (como si fuera de Lego) por la inestabilidad del terreno. y que es famosa porque dicen que alberga una de las espinas de la corona de Cristo. También podéis pasar por la Parroquia de San Antonio Abad, pero no hace falta que entréis, porque lo más interesante es el mural de Keith Haring que hay en la fachada trasera. Y para acabar, otras dos paradas, la Piazza dei Cavalieri (situada donde estaba el foro romano y rodeada de edificios como el Palazzo della Carovana, el Palazzo dell’Orologio o el Palazzo del Consiglio dei Dodici) y el Borgo Stretto (una calle comercial con mucho encanto, que conservan sus edificios medievales).
PLATOS TÍPICOS / Los platosmás famosos de la comida pisana son el bordatino alla pisana (una especie de potaje con repollo), el pappe al pommodoro (sopa de tomate) o los bavettine sul pesce (pasta con pescado). Los amantes del dulce tienen dos opciones, torta Co’Bischeri y torta con piñones de San Rossore.
La zona turística de Pisa es ZTL (zona de tráfico limitado), pero podéis aparcar gratis muy cerquita. Nosotros aparcamos en Via Brennero y en 5 minutos ya estábamos haciéndonos la foto tonta con la torre.
FECHA DEL VIAJE
Agosto 2022
