¡Buenos días viajer@s! Carmona fue una sorpresa en nuestra ruta por Andalucía. No estaba en el listado para visitar, pero nos quedaba un día libre y como estaba muy cerca de Sevilla, decidimos acercarnos. Y la verdad es que fue un acierto.
En cuanto llegas, lo primero que se ve es la Puerta de Sevilla, la entrada a la ciudad desde la época de los cartagineses, quienes rodearon Carmona de murallas para defenderse. Aunque de poco sirvieron cuando llegaron los romanos, los malos del Astérix, porque consiguieron conquistar la ciudad y para evitar problemas reforzaron murallas y la propia Puerta de Sevilla. Y para rematarlo, en lo alto le pusieron un templo. Dicen que, con esta remodelación, Carmona se convirtió en la ciudad más segura y fuerte de la Bética durante la antigüedad.
Aprovechando que estáis en la puerta, tenéis que subir al Alcázar de la Puerta de Sevilla. La entrada vale sólo 2 euros, 1 si sois niños, estudiantes o jubilados, y vale la pena. Hay unas vistas muy chulas de la ciudad y se pueden descubrir los secretos de una construcción de más de 2500 años. Hay restos cartagineses, romanos, musulmanes, y de las modificaciones que hicieron en el siglo XII y XV. Y es que cada vez que cambiaba el dueño del Alcázar, ponía la casa a su gusto.
Una vez visitado el Alcázar y cruzada la Puerta de Sevilla, lo mejor es perderse por las calles de Carmona y comenzar a descubrir bonitas calles de casas blancas, plazas, casas palacio y, cómo no, iglesias y conventos. Hay uno en casi cada esquina. Por ejemplo, está el Convento de Santa Clara, que es de monjas de clausura. Allí descubrimos lo que era la clausura y la verdad es que no acabamos de entender que alguien quiera vivir encerrado, pero que cada uno haga con su vida lo que quiera. Para matar el tiempo y sacar unos dinerillos, las monjas hacen dulces que se pueden comprar.
De las Iglesias, la más importante es la Iglesia Prioral de Santa María, que la construyeron entre los siglos XV y XVI justo en el solar de la antigua Mezquita mayor. La cuestión era eliminar todo recuerdo musulmán. A nosotros nos llamó la atención la Iglesia de San Pedro, que está fuera de la muralla, y que tiene una torre que se parece mucho a la Giralda. Se parece tanto que en Carmona todo el mundo la llama Giraldilla.
Otro de los atractivos de Carmona son sus casas palacio, según pudimos ver en fotos, porque el problema es que la gran mayoría no se pueden visitar o estaban cerrados cuando llegamos. Algunas se han reconvertido en hoteles (Casa Palacio de los Lasso), sede de la universidad (Casa Palacio de los Briones)… Como tampoco se podía visitar, nosotros no nos acercamos a verlo, pero una de las construcciones famosas de Carmona es su Parador de Turismo, levantado sobre lo que fue el Alcázar de Pedro I el Cruel. Era el palacio-residencia del rey y también tenía una cárcel, donde encerraba a sus enemigos y a sus exmujeres y amantes. Un fenómeno este Pedrito.
Para descubrir todos los monumentos más destacados, si no tenéis mapa, podéis ir siguiendo unas redondas en el suelo con flechas que marcan la ruta turística de la ciudad. ¡Muy buen idea carmonense!
Y de ahí toca andar un poco para descubrir lo que más nos gustó de Carmona: la Necrópolis romana. La descubrieron a finales del siglo XIX pero es del siglo I y dicen que es de la mejor conservadas. Incluso en alguna zona aún se pueden ver pinturas murales. La visita estuvo muy bien porque descubrimos cómo era el ritual funerario en la época de los romanos.
Hay alguna tumba de familia rica, como la Tumba de Servilia, que era casi una mansión y en la que al lado de donde estaba el muerto tenían un espacio para comer y celebrar. La otra tumba famosa es la Tumba del Elefante, que se llama así porque hay un elefante pequeño piedra que está protegiendo el acceso. Más que una tumba es un santuario, donde recibían culto dos dioses orientales: el dios Attis (era un dios que moría y resucitaba cada año) y la diosa Cibeles (sí, la del Real Madrid).
Justo enfrente de la Necrópolis, hay un Anfiteatro, donde se hacían espectáculos con fieras y otras celebraciones, pero no lo pudimos visitar. Nos tuvimos que conformar viéndolo desde la puerta.
Y no podíamos irnos de Carmona, sin hacer una visita al teatro. Hay gente que cuando llega a una ciudad, va a hacerse una foto delante del campo de fútbol. Pues nosotros, hacemos lo mismo en el teatro. El teatro de Carmona es el Teatro Cerezo, inaugurado en 1934. Y, ¿por qué se llama Cerezo? Porque el señor Cerezo fue el que pagó las obras con el dinero que le había tocado en la lotería. Eso sí que es amor al arte
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Para acabar, como curiosidad, también os diremos que en Carmona se han rodado muchas pelis y una de ellas fue ‘La Estrella’, de Alberto Aranda, con Carmen Machi e Íngrid Rubio. Pues bien, esa peli también se rodó en nuestra ciudad, Santa Coloma de Gramenet, y nuestra madre hizo de extra. No le dieron el Óscar pero para nosotros fue la estrella de la peli.
PLATOS TÍPICOS / Algunos de sus platos más populares son las alboronías (una especie de pisto), las espinacas con garbanzos o el potaje de tagarninas. (la tagarnina es una planta que si la veo por el bosque ni loco me pienso que eso se come).
Si preferís el dulce, no os podéis perder la torta inglesa . Dicen lo de inglesa le viene por George Edward Bonsor, el arqueólogo inglés que descubrió la necrópolis romana y que sugirió a una pastelera local que hiciera una torta con hojaldre, canela y cabello de ángel. Como historia está muy bien si fuera verdad, porque el señor Bonsor nunca propuso nada.
¿DÓNDE COMER? / Si después de ver tanta iglesia y palacio, queréis reponer fuerzas antes de seguir el camino, pasad por la Plaza de Abastos, que parece una plaza castellana y que tiene algunos bares.
FECHA DEL VIAJE
Agosto 2021
