¡Hallo Viajer@s! Hoy visitamos Lovaina, la ciudad de los estudiantes y la cerveza. No sabemos si hay muchos estudiantes por la cerveza o mucha cerveza por los estudiantes. Una tercera parte de la población (50.000 de sus 150.000 habitantes) son universitarios y a muchos de ellos, cuando no hay clases (y cuando las hay, también) los podéis encontrar en la Oude Markt, la plaza donde está la barra de bar más grande de Europa. Se unen 40 bares, donde se pueden tomar 500 tipos de cerveza. Cuando fuimos nosotros, entre que llovía bastante y que aún era pronto, no pudimos ver la plaza en su auge, pero como tampoco nos gusta la cerveza no nos importó.
AYUNTAMIENTO
Nuestra primera parada la hicimos en la Grote Markt, donde está el Ayuntamiento. ¡Es precioso! Ya nos gustaría uno así para nuestro pueblo. Es gótico (s. XV) y su fachada está llena de esculturas. Hay 236 (más que en una catedral), pero las estatuas no están desde que construyeron el edificio. Durante 400 años, los pedestales estuvieron vacíos hasta que Víctor Hugo (el de ‘Los miserables’) visitó la ciudad y dijo que había que colocar estatuas porque parecía que el edificio estaba sin acabar.
Aunque parecen estatuas de santos, la mayoría no lo son. En el primer piso están los estudiosos y los artistas; en el segundo, patronos y santos; y en el tercero, los nobles y la realeza. De todos los personajes que nos dijeron, a nosotros sólo nos sonó Napoleón. La chica del free tour (que hay que decir que fue un poco rollo) también nos explicó que en las torres del Ayuntamiento también hay unas escenas de la Biblia, que hablan del pecado y el castigo. Las pusieron para aleccionar a la población.
IGLESIA DE SAN PEDRO
Justo al lado del Ayuntamiento está la Iglesia de San Pedro. Es una iglesia gótica y en su diseño original, su campanario tenía que medir 170 metros (hay que pensar que hablamos de 1505), pero como el suelo de esa zona no es muy estable, al final el campanario se quedó inacabado. Vale la pena entrar en la iglesia, porque es como un museo, hay un montón de obras de arte: pinturas (las más famosas son ‘La última cena’ y ‘El martirio de San Erasmo’, de Dirk Bouts), esculturas, tumbas de señores importantes… o lo que más nos gustó los relieves de los asientos del coro.
- Entrada: gratuita
- Horario: todos los días, excepto miércoles (10h a 16.30h)
UNIVERSIDAD
Ya hemos dicho que la Universidad es muy importante en la vida de Lovaina. Y uno de sus edificios más famosos es su Biblioteca, que ha renacido dos veces de sus cenizas (como el Ave Fénix). La construyeron en 1725, pero durante la Primera Guerra Mundial quedó totalmente destruida. Gracias a las ayudas de Estados Unidos consiguieron reconstruirla, pero duró poco porque durante la Segunda Guerra Mundial volvieron a quemarla. Si entráis veréis, la gran sala de lectura, toda de madera, que parece sacada de una peli de Harry Potter. También se puede subir a la torre de la biblioteca, para ver Lovaina desde las alturas (aunque nosotros no lo hicimos porque era un poco caro).
ESCULTURAS
Una de las cosas que más nos gustó de Lovaina fue recorrer sus calles en busca de estatuas. Algunas son curiosas y tienen su historia. Por ejemplo, en Oude Markt está la Kotmadam. Una kotmadam es una mujer que tiene un kot, un piso donde convive con estudiantes. La figura de la kotmadam nace en el s. XV, cuando no había educación secundaria y los estudiantes iban muy jóvenes a la Universidad. Claro, necesitaban alguien que les hiciera de segunda madre. Por eso, la estatua tiene esa pose, para poder consolar a los estudiantes que habían suspendido y venían a llorar a su hombre. La estatua tiene una cafetera en la mano, porque ella les preparaba el desayuno cada mañana y, sobre todo, les hacía muchos cafés en épocas de exámenes.
Otra estatua muy curiosa es el Fonske, un estudiante con un libro en la mano izquierda y un vaso en la derecha que vacía sobre su cabeza. Dicen que es la fuente de la sabiduría, aunque si lo que se tira en la cabeza es cerveza, no sabemos si va a poder centrarse mucho en aprender.
También encontramos una estatua de Erasmo (que vivió un tiempo en Lovaina), de un pato que, si lo tocas, dicen que da suerte, o de un globo aerostático como el Philleas Fogg (o Willy Fog, para los de EGB). Ah, y delante de la Biblioteca está el Tótem de Jan Fabre. Una aguja gigante con un escarabajo clavado. Por lo visto, el padre de Fabre era coleccionista de insectos, pero no sabemos si a los animalistas de Lovaina les hace mucha gracia su obra.
GRAN BEATERIO
Antes de irnos de Lovaina, hicimos una visita al Groot Begijnhof (Gran Beaterio). En nuestro viaje por Bélgica, vimos más beaterios (o beguinajes) pero el de Lovaina es el que más nos gustó. Es como un pequeño pueblo de cuento. Entrar es como hacer un viaje al pasado. Pero antes que nada, para quien no lo sepa, explicamos quiénes eran las beguinas.
Las beguinas eran mujeres cristianas (solteras o viudas) que, desde el s. XII, tanto en la zona de Flandes como en Países Bajos, decidieron agruparse para dedicar su vida a la oración y el cuidado de enfermos. Mientras vivían allí, lo hacían bajo la promesa de pobreza y castidad, pero, ¡ojo! no eran monjas. Querían estar al margen de la estructura de la Iglesia Católica, que consideraban corrupta y a la que criticaban por no reconocer los derechos de las mujeres. Eso no les gustó mucho a los señores de la Iglesia, que llegaron a quemar a alguna beguina como si fuera una bruja. La última beguina de Lovaina murió en 1998 y ahora, las más de 100 casas que hay son para profesores y alumnos de la Universidad, que ya os digo que, con el silencio que hay en el beguinaje, pueden estudiar sin que nadie les moleste.
PLATOS TÍPICOS / Como en toda Bélgica, en Lovaina también hay un montón de restaurantes que hacen mejillones con patatas fritas. En cambio, tienen un plato típico, la Carbonade. Es un guiso de ternera y cebolla, que cocinan con cerveza, y que, lógicamente, acompañan de patatas fritas. Está rico. Es como un plato preparado por la típica abuela belga.
FECHA DEL VIAJE
Julio 2019
