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Malinas

Visitamos… MALINAS

La ciudad de los apagalunas

¡¡Hallo Viajer@s! En nuestra ruta por Bélgica, dedicamos una tarde para ir a Malinas y creo que es una ciudad que se merece algo más. Además, fuimos en domingo y todo estaba como muerto. Así que, en el próximo viaje belga, tenemos que volver a la que fue, hace muchos años, la capital de Países Bajos.  Antes de empezar a recorrer sus calles, una curiosidad. ¿Sabéis cómo llaman popularmente a los malinenses? Apagalunas. Por lo visto, en una noche de 1687, un borracho salió a la calle y, entre la niebla, le pareció ver que se quemaba la torre de la Catedral. Empezó a gritar y todo el mundo corrió con cubos de agua para apagar el incendio, pero en verdad no había fuego y era el reflejo de la luna. Así que querían apagar la luna con cubos de agua.

GROTE MARKT

Como en muchas ciudades belgas, el centro de Malinas es su Grote Markt, la plaza del mercado. Allí está el Ayuntamiento, que es muy curioso porque tiene como tres partes: el Palacio del Gran Consejo (de estilo gótico y en el que podéis encontrar una estatua de Carlos V), el Belfort (se quedó a medias porque le falta la torre del campanario) y la Lonja de Paños (la zona más antigua del edificio).

Delante del Ayuntamiento hay una estatua muy curiosa: el Opsinjoorke, que en un principio se llamó Sotscop (cabeza del loco) o Vuilen Bruidegom (novio malvado). Representa a un muñeco que, desde 1647, lo sacan en procesión y lo mantean con una gran tela de lino. Por lo visto, representaba a los maridos borrachos que maltrataban a sus mujeres y con ese manteo se les castigaba simbólicamente. Aunque ya os digo que a los maltratadores les importaba bien poco el manteo del muñeco. 

CATEDRAL DE SAN RUMOLDO

Esta iglesia gótica, construida en el siglo XII, es una de las más importantes del país, ya que en Bélgica reside el arzobispo Bélgica (o sea, el jefe de los curas belgas). La Catedral está dedicada a San Romuldo, un misionero irlandés que cristianizó los pueblos de la zona y que murió apaleado por un grupo de obreros a las afueras de Malinas, que acabaron tirándolo al río. Pero, como si fuera un gusiluz, encontraron el cuerpo por la luz que emitía.

En el interior de la Catedral, hay obras artísticas importantes, como el 
altar principal de Lucas Faydherbe o la pintura ‘Cristo en la cruz’, de van Dyck. Sin embargo, lo más imponente es su campanario, la Torre de San Rumoldo. Es muuuuy alta. Tiene 97 metros y eso que está inacabada (tenía que medir 167). Se puede subir hasta arriba pero ya te puedes preparar para sus 514 escalones. Dicen que las vistas valen mucho la pena (ya tienen que valer para pegarse esa paliza de escalera). Además, en el camino se puede ver la historia de la construcción de la torre y las dos salas de campanas, con sus carrillones.

En Malinas hay otras iglesias interesantes, sobre todo porque hay obras de Rubens. En la Iglesia de San Juan está el ‘Tríptico de los Reyes Magos’ y en la Iglesia de Nuestra Señora del Dijle, el de ‘La pesca milagrosa’. Así que, en Malinas, si os gusta el arte, mejor que a los museos, tenéis que ir a las iglesias.

Como no todo son iglesias, también os proponemos pasear alrededor del río Dyle, donde hay una serie de casas de colores (muy chulas para Instagram), o cruzar la Puerta de Bruselas, la única de las doce puertas medievales que se conservan y que servían para cruzar las antiguas murallas de Malinas.

Y estando en Bélgica, no puede faltar la visita al beaterio. En Malinas tienen dos en el casco antiguo. Los beaterios es el lugar donde vivían las beguinas. Y, ¿qué es una beguina? E
ran mujeres cristianas (solteras o viudas) que, desde el s. XII, tanto en la zona de Flandes como en Países Bajos, decidieron agruparse para dedicar su vida a la oración y el cuidado de enfermos. Mientras vivían allí, lo hacían bajo la promesa de pobreza y castidad, pero, ¡ojo! no eran monjas. Querían estar al margen de la estructura de la Iglesia Católica, que consideraban corrupta y a la que criticaban por no reconocer los derechos de las mujeres. Eso no les gustó mucho a los señores de la Iglesia, que llegaron a quemar a alguna beguina como si fuera una bruja.

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PLATOS TÍPICOS / El plato más famoso es el Mechelen Cuckoo, un guiso de un pollo típico de la zona con cerveza. Es que la cerveza es muy importante para Malinas, porque allí está la fábrica Het Anker, donde hacen la Gouden Carolus, la cerveza que más le gustaba al emperador Carlos V. Le gustaba tanto, que mandaba que se la enviaran allá donde estuviera (el rey caprichitos). Dicen que siguen haciendo la fórmula original. Y en la ciudad de los apagalunas, para postre tienen las maneblussertjes, unas galletas con forma de media luna, cubiertas de azúcar glass o chocolate.

FECHA DEL VIAJE
Julio 2019

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