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Rocamadour (Francia)

Visitamos… ROCAMADOUR

El segundo lugar más visitado de Francia

¡Bonjour Viajer@s! Hoy llegamos a Rocamadour, el segundo lugar más visitado de Francia, sólo por detrás del Mont Saint-Michel (si no contamos París y Disneyland, claro). Con tanta fama, pensábamos que estaría petado de gente, pero no. Fuimos en Semana Santa y, como allí no tienen vacaciones, estábamos casi solos y así pudimos disfrutar de un pueblo precioso, incrustado en las rocas, como sacado de un capítulo de ‘El señor de los anillos’.

CASTILLO

El pueblo está como dividido en tres niveles y nosotros empezamos por el castillo. No se puede visitar porque es privado, sólo te dejan acceder (previo pago de 2 euros) a las murallas. Las vistas son chulas pero no merece mucho la pena, porque la mejor imagen de Rocamadour la sacaréis desde la carretera que hay frente al pueblo.  

Y tras un vistazo rápido al Castillo, toca empezar a bajar por el Camino de la Cruz. Lo primero que te encuentras es la Capilla de Saint-Michel, que es como una cueva santuario, y después están las 14 paradas del Via Crucis. Eso sí, están pensadas para hacer subiendo y no bajando. O sea, que primero ves al Cristo colgado y luego con la cruz a cuestas. Lo que vendría siendo un spoiler bíblico.  

SANTUARIO

Segundo nivel: la ciudad santuario. Rocamadour es parte del Camino de Santiago francés y por allí pasa mucho peregrino. ¿Por qué? Pues, por lo visto, en la Edad Media encontraron entre las rocas, muy cerca de donde estaba la imagen de la Virgen, el cuerpo momificado de un ermitaño, Amadour (¿entendéis ahora el nombre del pueblo?). Dijeron que aquello era un milagro, al ermitaño lo hicieron santo y construyeron un santuario con 12 iglesias, de las que ahora sólo quedan 7. 

La más grande es la Basílica de San Saveaur (San Salvador) y en su cripta se guardan los restos del famoso ermitaño, pero la más famosa de las iglesias es la de Notre Dame de Rocamadour, porque allí está la Virgen Negra. Es una cripta pequeña (como la Virgen) y con una decoración muy curiosa. Había miniaturas de barcos colgados (como el de los playmobil, pero más currados), porque se ve que la Virgen es patrona de los marineros. En otra de las capillas también hay un órgano muy curioso con la forma de la proa de un barco. Pero la capilla que más nos sorprendió fue la de Notre Dame de l’Ovalie, porque en lugar de santos en las paredes, hay ¡¡¡camisetas de rugby!!! Por lo visto es la patrona de este deporte (que en zonas de Francia es más popular que el fútbol). Cada año hacen una romería y hasta bendicen pelotas de rugby.

Y, cuando sales del santuario, para llegar al pueblo, toca bajar los 216 escalones de la Gran Escalera. Explican que los peregrinos la suben de rodillas. Sólo con pensarlo, ya me duele.

VILLA MEDIEVAL

Tercer nivel: el pueblo. Bueno, más que el pueblo, la calle. Es una calle, la Roland le Preux, de más o menos un kilómetro, llena de restaurantes (con menús un pelín caros) y tiendas pensadas para turistas. Así que fue la parte que menos nos interesó de Rocamadour.

Lo que no pudimos ver fue Durandal, la espada de Roldán, que ha estado durante 900 años clavada en la roca, pero que hace unos años se la llevaron a un museo de París. Y, ¿quién es Roldán? Pues un caballero, algo así como un superhéroe con armadura, que, por defender el cristianismo, se hinchó a matar musulmanes (¿pero no hay un mandamiento que dice «no matarás»?) y del que recogieron sus hazañas en un poema, el Cantar de Roldán. Sin embargo, hay una cosa que no cuadra. A Roldán lo mataron en Roncesvalles, bastante lejos de Rocamadour. Dicen que, antes de morir, clavó su espada en la roca para que no la pudiera usar ningún enemigo. Pues muy fuerte tuvo que tirarla para que recorriera 300 kilómetros y se clavara en la pared. Así que lo más probable es que la espada sea falsa y la pusieron allí los monjes para atraer a más visitantes. O sea, una campaña de marketing del s. XII. 

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A Luski le encanta ir a Francia… por el queso. Dicen que el hombre viene del mono, pero yo creo que él viene del ratón. Y en Rocamadour tienen un queso con denominación de origen propia. Es un queso de cabra cremoso y, por suerte, no es de los que echaban más peste en el coche, porque volvimos con cargamento quesil.

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Si no queréis pagar, dejad el coche en el parking del Castillo, y desde allí podéis empezar a recorrer el pueblo. ¿Qué problema tiene ese parking? Que luego hay que subir los 200 escalones para recogerlo. Tenéis dos opciones: que suba el más entrenado o que se lo jueguen a los chinos los que tengan carnet. Hay una tercera opción: coger un ascensor que sube, pero nos pareció muy caro y así hicimos piernas y ganas de comer.

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No os podéis perder el Gouffre de Padirac, para sentir que estáis viajando al centro de la Tierra. También hay pueblos cercanos muy chulos, de esos de cuento, como Carennac, Loubressac o Martel. Y, si os gustan los pueblos incrustados en la montaña, a una hora tenéis La Roque Gageac (descubre nuestra visita), que a nosotros nos encantó.

– Oficina de turismo del Valle del Dordoña: 
https://www.vallee-dordogne.com/ 

FECHA DEL VIAJE
Abril 2023

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